miércoles, 2 de septiembre de 2009

Estudio de Termografía: Herramienta Sumamente Recomendada

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Iniciamos con una pregunta: Qué es la termografía?
La termografía está basada en la captación de la radiación que emite un cuerpo en particular. Al captar esta radiación mediante las técnicas e instrumentos adecuados, se puede interpretar a qué temperatura está el objeto.
Todo cuerpo que se encuentre a una temperatura por arriba del cero absoluto emite radiación infrarroja. Incluso el hielo (compuesto de agua solidificada) que conocemos, emite radiación infrarroja, ya que se encuentra a 0 °C. Pareciera que he mencionado una contradicción. Cómo es que cualquier objeto arriba del cero absoluto emite radiación, y por otro lado, el hielo, cuya temperatura es de 0 °C, digo que sí emite radiación? Al esta a 0 °C, el hielo no tendría por qué emitir radiación... No, no es una contradicción. Es cuestión de definir y entender los términos que estamos empleando.
Hay diferentes escalas de temperatura. Las más comunes que conocemos son la escala Celsius y la escala Farenheit. La primera divide la escala en grados centígrados (°C) y la segunda en grados Farenheit (°F). Adicionalmente, podemos convertir grados centígrados en grados Farenheit y viceversa, tal como nos lo enseñaron en la escuela.
Lo interesante es que existen otras dos escalas de temperatura. Una es la escala Kelvin y la otra es la Rankin. La escala Kelvin se deriva de la Celsius. Y la escala Rankin, a su vez, se deriva de la Farenheit.
Tenemos que en la escala Celsius nuestro cero (0 °C) se marca en la temperatura de congelamiento del agua, y el cien (100 °C) se fija en la temperatura de evaporación del agua, a nivel del mar. Pero existen temperaturas más frías que el 0 °C, así como temperaturas más elevadas de 100 °C. Si disminuimos la temperatura de un objeto, con el equipo y técnicas adecuadas, bajaremos de los 0 °C, llegando a -10 °C, -50 °C, -100°C, hasta llegar a un límite. Sí, no es posible enfriar más a ningún objeto existente en el universo por debajo de éste límite. Este límite es el -273 °C. Estamos en la escala Celsius, recordando. Pero precisamente es en este punto donde inicia la escala de la temperatura Kelvin. Aquí, a -273 °C, es donde inicia la escala Kelvin, aquí es su cero (0 °K). Es este punto al que llamamos Cero Absoluto. Al relacionar las escalas Celsius y Kelvin, tenemos que -273 °C equivalen a 0 °K, y 0 °C equivalen a 273 °K.
Todo aclarado, cierto?
Entonces, regresando al punto inicial, cualquier cuerpo cuya temperatura esté arriba del cero absoluto (cero grados Kelvin, más no cero grados centígrados), emite radiación infrarroja.
Es por eso que el hielo (a cero grados centígrados) emite radiación infrarroja, pues está lejos del cero absoluto (0 °K) por 273 °K.
Bueno, luego de este breve paréntesis, retomamos el tema de este post.
Para qué nos sirve saber a qué temperatura se encuentra los objetos de nuestra planta? Hablo de los equipos eléctricos y mecánicos, no de personas. Con esto de la influenza, a alguien se le podría ocurrir hacerle termografía a todo el personal de la planta para saber cuánta temperatura tiene cada individuo, y así saber si lo mandamos a su casa si anda con fiebre. Sí, pero yo me voy a enfocar en los objetos únicamente.
Con la termografía infrarroja podemos saber a qué temperatura se encuentran los equipos eléctricos y mecánicos en nuestra área de producción. Esta medición la hacemos a distancia, con un instrumento especial que capta la radiación de los objetos y nos da un espectro en escala de colores visibles al ojo humano de sus temperaturas.
Con la información recabada por la termografía, podemos identificar en nuestro tablero eléctricos o en nuestra instalación eléctrica, puntos calientes. Estos puntos calientes nos indican dónde hay fugas de energía. Incluso, con la ayuda de este estudio, podemos determinar problemas potenciales en nuestros equipos. Si un elemento, un fusible, un contactor, un bloque de contactos, muestra un calentamiento excesivo, es indicativo de que tenemos una fuga de energía, lo cual trae como consecuencia un consumo adicional de corriente eléctrica (ya que la alta temperatura opone resistencia al paso de los electrones en un conducto), carbonización de los elementos, e incluso, se podría generar un incendio, y en el peor de los casos, hasta una explosión en ciertos ambientes industriales. También podremos tener cables recocidos por el calor, que será necesario reemplazar, o quizá nos ocurra que las protecciones térmicas de nuestros tableros se estén disparando continuamente sin razón aparente.
Con la termografía podemos identificar estos problemas y evitarnos problemas mayores, en caso de que un elemento sobrecalentado llegue a fallar.
Pero la termograría también la podemos utilizar no sólo para identificar problemas eléctricos, sino también mecánicos. Podemos determinar qué tan bien están funcionando los motores, los cojinetes, bombas, compresores, y otros rodamientos. De esta forma, nos adelantamos a evitar que sucedan graves problemas en los equipos, lo cual se reflejará en ganancias para la empresa, ya que evitaremos situaciones lamentables donde tengamos tiempo de paro de la máquina (e incluso de la línea de producción en ciertos casos) debido a que no se pudo preveer el problema potencial.
Finalmente, se recomienda hacer un estudio de termografía a todos nuestros equipos eléctricos y mecánicos (los más críticos prioritariamente, aunque pueden ser sujeto de estudio todos los equipos) para saber en qué estado se encuentran. En base a los resultados que arroje el análisis termográfico, podemos realizar correcciones preventivas para eliminar los puntos calientes. Una vez hecho este mantenimiento correctivo, procedemos a realizar una segunda inspección termográfica con el objetivo de corroborar que efectivamente se eliminaron todos los problemas. Si no, con este segundo estudio, sabremos cuáles quedan por hacer una revisión y corrección más concienzuda.
    

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