Al llegar a casa, fuimos recibidos por los escandalosos ladridos de mis pequeños cachorros, mis queridos perritos de raza Pastor Alemán. Estaban entusiasmados de vernos, pero tuve que ponerme enérgico para que no molestara a mis estimables visitas. Aunque la pequeña Dana era temerosa, poco a poco se fue acostumbrando a la presencia de mis cachorros y empezó a hablarles, aunque prefirió mantenerse a distancia.
Atravesamos la entrada, abrí la puerta para ingresar a la casa, y nos dirigimos a la cocina a beber un poco de agua, que luego optamos por beber una taza de café; claro, un café para Susanna y para mí, un buen vaso de jugo para la pequeña Dana, quien no dejaba de preguntar por todos los objetos que adornaban el interior de la casa.
Al poco rato, el jugo hizo su efecto, y Dana se acercó a su mamá para susurrarle unas palabras que no alcancé a percibir. Por supuesto, con toda naturalidad Susanna me preguntó por el baño. Así que levantándome de mi silla las llevé por diferentes habitaciones de la planta baja y llegamos al lugar solicitado. Por el camino, la pequeña se quedó observando el interior de una gran sala que estaba un poco en penumbra; la puerta estaba entreabierta y se podía curiosear un poco desde fuera.
Una vez que se sintieron aliviadas y dejaron el baño, la pequeña, sin dilación, insistió en entrar en aquella habitación, a la cual yo denominaba como mi pequeño calabozo alquímico, donde pasaba largas horas armando equipos electrónicos, arreglando desperfectos de artefactos del hogar, investigando, programando PLC's, creando configuraciones, actualizando softwares, en fin, todo lo que este mundo de la automatización exigía para estar a la vanguardia.
Pues bien, para ser afable con la pequeña, y con el consentimiento de Susanna, entramos a mi Laboratorio electrónico. Aunque muchos de los dispositivos allí distribuidos le eran familiares tanto a la pequeña Dana como a su progenitora, tales como multímetros, cables, resistencias, caimanes, lámparas led multicolores, osciloscopios, fuentes de poder, y, por supuesto, computadoras, no tardó mucho en quedarse maravillada al observar ciertos equipos extraños que le eran totalmente desconocidos y que para mí eran familiarmente aburridos.
- ¿Qué rayos es esto? - preguntó la pequeña Dana.
- ¡Dana! ¿Qué forma de hablar es esa? Exprésate con mayor educación - la reprendió su mamá, cuando estaba por articular palabra para dar respuesta a la niña. Y una vez se hizo una pausa de silencio, y a la pequeña no pareció tomarse muy en serio el reproche hecho por su madre, pues seguí absorta viendo el PLC, le contesté:
- Eso que tienes frente a ti es un PLC. Un PLC marca Siemens. Es una CPU S7-300, que sería la línea o modelo de esos PLC's. Hay otras variantes y te las puedo mostrar. Voy a...
- ¿Y para qué sirve un PLC? - me preguntó la pequeña sin dejarme continuar en mi explicación. Y atendí a su duda para iniciar un extensa explicación que sería de interés tanto para la pequeña como para su mamá
- Un PLC es -contesté-, en términos sencillos, un dispositivo electrónico parecido a una computadora que sirve controlar una máquina o un proceso. Se utiliza mucho en la industria.
- ¿Podemos prenderlo? ¿Puedo ver cómo funciona? - me preguntó Dana.
- No, Dana, ya nos tenemos qué ir; ya vendremos otro día - interrumpió su mamá.
- Pero, mamá, no sé nada de estos equipos y quiero conocerlos, aunque sea un poco; no creo demoremos mucho, ¿verdad? - preguntó la pequeña dirigiendo su mirada hacia mí.
- No... no lo creo; puedo ser breve para que no les haga tarde - contesté.
- Está bien; pero no queremos tampoco interrumpir sus asuntos - comentó Susanna, a lo que le repliqué:
- Claro que no; no tengo ningún pendiente para el resto del día, más que atender a mis distinguidas invitadas.
- ¡Sí! - fue el monosílabo que salió de los labios de Dana. Y proseguí mi explicación, a modo de preguntas y respuestas para evaluar el grado de conocimiento de mis interlocutoras.
- Bien. Podemos prender el PLC... dame un minuto, Dana, sólo conecto la fuente de alimentación a la toma de corriente y... sube ese interruptor... - le pedí a la pequeña
- ¿Éste? ¿No me dará una descarga? - preguntó temerosa la pequeña.
- No; claro que no; es seguro subirlo.
Hecho esto por parte de Dana, el equipo encendió varios leds verdes, naranjas y rojos, los cuales parpadearon por unos momentos, y luego, algunos se apagaron y otros quedaron encendidos. La CPU estaba en modo "RUN", operando de manera satisfactoria. Tras este breve éxito, proseguí:
- Mira, ahora el PLC está encendido y funcionando perfectamente.
- ¿Y qué hará ahora? -preguntó la pequeña. Una pregunta o poco complicada de responder, dado el contexto, o mejor dicho, por desconocer del contexto industrial en el que se instalan esto equipos. Para muchas personas, por supuesto que es normal que carezcan de cualquier conocimiento respecto a un PLC. Así que, proseguí como una pregunta:
- ¿Qué hará ahora?, me preguntas. Bueno, te pregunto, ¿qué quieres que haga? Un PLC, como te comentaba, puede controlar una máquina o proceso, máquinas sencillas, máquinas complejas; procesos sencillos, procesos complejos. Tenemos qué imaginar para qué lo utilizaremos, qué queremos que controle, qué equipos le vamos a conectar, sensores, botones, válvulas, lámparas, actuadores, relevadores, motores... en fin, podemos hacer casi todo lo que puedas imaginar, Dana. Pero, para que trabaje, no sólo ocupa conectarle sensores y botones, lámparas y válvulas; también ocupamos elaborar un programa en el cual le digamos la PLC cómo hará sus tareas de control. ¿Me voy explicando, Dana?
- Creo que sí; sólo que para mí todo esto es nuevo y sólo imagino una fábrica ruidosa con gente corriendo por todos lados y tirando latas, y químicos al suelo por doquier, trabajadores conectando peligrosamente cables y dándose peligrosas descargas eléctricas, y máquinas fuera de control arrojando toda clase de productos por el aire causando un gran desastre... ¿Es así como funciona todo esto?
Susanna y yo nos reímos un poco, y quedé aterrorizado que pensara que así eran las cosas en la industria. Una vez vuelto a la cordura, le respondí con voz serena:
- Tienes mucha imaginación, Dana; me sorprendes. Pero no; no suele ser así el ambiente en una planta industrial. Hay mucho ruido en casi todas las fábricas, sin embargo, ese ambiente caótico que concibes no es común en casi ninguna planta. Las cosas tendrían que ponerse realmente mal para que sucediera eso. El ruido es normal, hasta cierto punto, pero la gente trabaja de forma sosegada dentro de la planta. Un día iremos a que visiten una por dentro para que no se queden con una imagen poco realista de ese mundo. ¿Qué les parece?
- ¡Sí, me encantaría! - exclamó Dana. Y su mamá añadío:
- Quizá algún día; esos ambientes me parecen hostiles; bueno, es un prejuicio personal... Pero sí, me gustaría conocer una fábrica por dentro. La única fábrica que conocía era mi cafetería... más ahora... - expresó Susanna, con voz un poco cortada...
- Lo siento -agregué.
- Muy bien, Dana - dijo Susanna -; es hora de volver a casa.
- Está bien, mami. Pero quiero aprender más de los PLCs. No creo sea complicado; ¿verdad?
- ¡Claro que no! - respondí - Sólo es tener paciencia y consistencia. Y aquí las espero para cuando quieran regresar, aprender, y reírnos un rato.
- Ha sido muy amable, y también espero regresar pronto, pues, me da pena decirlo, pero Dana ocupa entregar algunos trabajos para la Universidad, y este magnífico laboratorio le servirá bastante, si tuviera la amabilidad de apoyar a mi pequeña; siento mucho las molestias que esto le ocasionaría; pero si no acepta, también está bien - comentó Susanna, dirigiéndose a mí.
- Por supuesto no es ninguna molestia; tengo todo mi tiempo disponible y me encantaría ayudar a su pequeña con mi conocimiento y experiencia; supongo que será suficiente. Así que tendré bien surtida la nevera con sus jugos favoritos, y alguna nieve de chocolate.
Nos encaminamos a la camioneta y las llevé de vuelta a la ciudad; nos despedimos, no sin antes anotar recíprocamente nuestros teléfonos y seguir en contacto.
Regresé a casa ya cayendo la noche, y tenía una sensación extraña, la cual sería mi acompañante hasta ya muy avanzada la noche... Algo terminaba; algo empezaba... Habría qué descubrirlo...
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